miércoles, 22 de febrero de 2012

Capítulo 45.

~~Narrador: Niall~~

A la mañana siguiente me desperté muy, muy temprano. Eran alrededor de las siete de la mañana, y el resto seguían dormidos. Así que decidí coger la Blackberry y consultar el twitter. Como siempre, tenía miles de nuevos mensajes de las fans. Me sacaban una sonrisa todos los días. Decidí echarle un vistazo a la "time line" para mirar qué habían escrito mis amigos de Mullingar y demás. Y entonces, me encontré con algo que sería mejor no haber visto. Tiré el móvil encima de la cama y me senté con las piernas recogidas, mientras unas lágrimas resbalaban por mis mejillas. Ya sí que era imposible volver a conciliar el sueño. Un montón de recuerdos vinieron a mi cabeza. Cuando le dije que la quería, pero seguimos siendo amigos; cuando pelee con Harry por ella; la primera vez que la besé y sentí aquello tan especial; cuando les dijimos a los demás lo nuestro; su primer "te quiero", y el primero que le dije yo; aquella noche tan perfecta, que aunque nos hizo sufrir a los dos, terminó bien; y por último, la pasada tarde, esa tarde en la que quizás todo había terminado. Quizás había sido tan estúpido que no la supe apreciar. Y quizás aquel beso cuando la ayudé a levantarse había sido el último. Porque... ¿quién me dice que me perdonará? Quizás aún me faltaban muchas lágrima que derramar por ella. Quería despertar a Harry, quería gritarle y desahogarme con él. Debía hacerlo y terminar de una vez con aquello. Y así lo hice.
- ¡Harry! - grité.
Encendí la luz y me levanté de la cama, con lo que desperté a todos.
- ¿Eh? - Harry se frotó los ojos mientras se incorporaba en la cama.- ¿Qué pasa?
- Sabes perfectamente lo que pasa. ¡Baja aquí ahora mismo!
- Eh tío, tranquilito. No hay ninguna prisa, son... - miró su reloj - las siete de la mañana, joder.
- ¡De tranquilito nada! Baja aquí, coño.
Refunfuñó un par de veces y bajó sin darse mucha prisa, despacio por las escaleras de hierro de la litera.
- ¿Qué cojones te pasa? - dije sin pensarlo dos veces.- ¿Te crees que es divertido, no?
- ¿Divertido el qué? - parecía bastante confuso.
- Las chicas no son un puto premio, ¿vale?
- ¿A qué viene eso ahora?
- ¡A que dejes a Cathy en paz, joder!
- Eh eh... vale, ya sé de qué va todo esto. Pero no soy sólo yo, ¿sabes?
- Ah, que aún encima le vas a echar la culpa a ella... no te jode.
- Si ella no quisiera, yo no iba a forzarla, Niall. Sabes que respeto a las chicas.
- ¡JA, JA Y JA! No te lo crees ni tú... Las respetas cuando te da la gana. ¡Y te repito que te alejes de ella!
- Ella me quiere, Niall. Y yo la quiero a ella.
- ¡Cállate!
Sin querer, comencé a llorar de nuevo. A lo mejor de rabia, o a lo mejor de tristeza; no estaba muy seguro.
- Niall, yo no quiero que llores. No quiero que sufras, pero...
- ¡Eres un gilipollas! ¿Y sabes qué? Ya no importa, gánatela si quieres. Pero trátala bien.
Cogí algo de ropa para vestirme, mientras Harry me hablaba por detrás, pidiendo perdón y hablando de ella; a veces como si fuera un premio, lo que me molestaba bastante, pero no le hice caso y me metí en el baño para darme una ducha antes de salir.
Cuando terminé, sin haberme secado el pelo, salí y decidí ir a dar una vuelta por Londres. Era una ciudad realmente preciosa, pero echaba mucho de menos Mullingar. Nos quedaríamos en Londres aproximadamente una semana más, y luego iríamos a Manchester y Liverpool. Manchester... genial, otro motivo para pensar en ella.
Después de aproximadamente una hora caminando, llegué a un Starbucks sin mucha gente y decidí entrar a pedir un chocolate caliente y un muffin con chocolate. Y ya de paso, una galleta. Por qué no. Era el desayuno. Lo comí en la terraza, a la luz del sol del amanecer. Era el único Starbucks con terraza de Londres, y me alegré de haber llegado hasta él. Mi pelo aún estaba húmedo, así que cuando venía algo de brisa, me hacía estremecer un poco del ligero frío que sentía en la nuca. Sin darme cuenta, pasó una hora volando. Claro, con todo lo que tenía en la cabeza, ya perdía hasta la noción del tiempo. Revolví mi pelo y me puse de nuevo en camino. Decidí que sería mejor dar la vuelta, aunque no tenía muchas ganas de encontrarme con Harry otra vez, o con Cathy... Qué demonios. Seguí por el lado contrario para alejarme aún más del problema. Conocía Londres de sobra, sabría volver sin problema. Quizás aquella noche volvería, o quizás más pronto... De momento, sólo quería olvidar todo.
Después de un rato, dos chicas se me acercaron tímidas.
- ¿Niall?
- Sí, soy yo - dije sonriendo sin muchas ganas.
- ¿Nos puedes firmar las camisetas? - preguntó una de ellas con las manos en las mejillas. Estaba algo colorada.
- ¡Por supuesto!
Me ofrecieron un rotulador y se dieron la vuelta. Les firmé en grande, intentando ocupar el mayor espacio posible con mi nombre, y les devolví el rotulador.
- ¡Muchas gracias, Niall!
- No hay de qué. ¿Un abrazo?
Necesita un poco de cariño de alguna fan, así que cogí a cada una con un brazo y les abracé con fuerza.
- Hasta otra, chicas.
- ¡Adiós! - dijeron a la vez.
Cuando me alejé, las escuché reír emocionadas. Eso me hizo sonreír. Me encantaba ver a nuestras fans contentas.
Comenzaba a sentirme algo cansado de tanto andar, pero no quería parar. Andar me ayudaba a pensar, a reflexionar. Debía recuperar a Cathy de alguna manera, ¿pero cómo? Pensé durante varios minutos, intentando obtener una respuesta, hasta que la encontré. ¡Taylor! Ella me ayudaría. Era perfecto.

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