Sí, tenía toda la razón. Por lo que todas revolvimos en nuestras maletas buscando lo que mejor se podía ajustar a esa ocasión tan especial.
Audrey se decidió por un pantalón corto, medias transparentes, bailarinas negras, camiseta básica del mismo color y una chaqueta vaquera oscura. Era casual pero iba preciosa.
Kelly había optado por un vestido sin medias rojo apagado y unos zapatos negros planos. Iba sencilla, pero yo estaba segura de que a todos les gustaría. Además, ella ya era muy guapa de por sí.
Taylor simplemente llevó unos vaqueros, de los de toda la vida, converse negras y su camiseta favorita, con la bandera americana. Su estilo siempre me había impresionado, por eso le pedía ropa tantas veces.
Chloe decidió vestirse con una falda de vuelo rosa, medias transparentes, bailarinas blancas y una blusa del mismo color que éstas. Chloe era muy elegante y siempre sabía elegir bien qué ponerse en cada ocasión.
Ahora quedaba yo. ¿Qué me pondría? Elegante, casual, provocativa... No tenía nada pensado. Pero siempre se acierta con un vestido. Así que cogí el que me había comprado hacía tanto tiempo y nunca me había puesto y unos zapatos de escaso tacón.
Nos peinamos las unas a las otras, intentando ser buenas y no dejarnos pelos de bruja para hacernos quedar mal, como Kelly le había hecho a Taylor en alguna ocasión.
Llegó la hora antes de lo previsto, y estábamos como locas. Los chicos vendrían a recogernos, no podíamos parar quietas y no parábamos de dar vueltas por toda la habitación.
Al fin, llamaron a la puerta y gritaron desde fuera:
- ¡Es Pikachu! - era la voz de Louis, inconfundiblemente. Además, era el que hacía bromas de ese tipo.
Nos echamos a reír y Audrey fue a abrir.
- Wow, chicas, estáis.... - comenzó Zayn.
- Todas guapísimas - concluyó Harry, echándole una mirada a Taylor.
Sonreímos y nos dirigimos hacia la puerta después de coger nuestros bolsos. Estaba impresionada. Todos llevaban vaqueros con zapatillas o botas bajas de estilo militar, cada uno con su camisa y americana, y además Harry había añadido su famosa pajarita. Pero, aunque todos fueran impresionantes, yo no podía apartar los ojos de Niall, que a cada segundo me gustaba más. Los rubios eran mi debilidad desde pequeñita. Cuando veía uno en la televisión, me había contado mi madre, siempre le señalaba e intentaba decir "guapo". Era algo inevitable. Aunque tuviera una cara horrenda, para mi era guapo porque era rubio.
Cuando llegamos a la planta baja, Niall nos pidió que esperáramos un momento. Iba a pedir un sitio tranquilo para ocho personas, para poder cenar. Ya que los recepcionistas sabían quiénes eran, pidieron desalojar mitad del restaurante para poner una mesa sólo para nosotros. Lo que conseguían estos chicos sólo sonriendo un poco.
Minutos después, ya estábamos en nuestra enorme mesa para ocho, una mesa redonda pero muy amplia. Nos alternamos de manera que hubiera chico, chica, chico, chica, y así sucesivamente. Yo procuré que me tocara al lado de Niall, ¡y lo conseguí! Había que admitir, dejando a un lado la humildad, que cuando quería yo era toda un hacha.
Cada uno pidió su plato favorito, pero los chicos en que cada uno pagaría su comida y la da una de las chicas. Harry se ofreció con la de Taylor, Zayn con la de Audrey, Liam con la de Kelly, Louis con la de Chloe, y Niall... con la mía. Aunque lo diga de último, en realidad fue el primero en hablar. Era tan mono...
Louis se pasó la cena haciendo idioteces y todos intentaban lo reírse demasiado. Menos Niall, que siempre estaba riéndose de las cosas más tontas, y de vez en cuando me lo pegaba y yo tampoco podía dejar de reír. Siendo sinceros, yo soy de risa fácil.
- Deberíamos vernos más veces - dijo Liam.
- Pues... - comencé yo - ¿qué os parece si quedamos el miércoles? (Estábamos a domingo.)
- Eso es mucho tiempo. - respondió Niall.- Yo diría que mañana mismo está bien.
Los chicos se miraron entre sí y todos afirmaron con la cabeza.
- Sí, yo creo que es lo mejor. Os viene bien, ¿verdad? - dijo Louis.
- Por supuesto - afirmó Taylor.
Todos estuvimos de acuerdo al final de vernos al día siguiente, pero sabíamos qué íbamos a hacer o a dónde íbamos a ir.
- Nos resulta un poco difícil salir del hotel hasta el día del concierto, ya sabéis... - añadió Zayn.
- Es verdad... - admití.- ¿Y si nos quedamos aquí? Este hotel tiene un montón de cosas que hacer. ¡Si hasta tiene un mini-cine!
- O podemos probar la piscina en condiciones, no como la anterior vez - bromeó Harry, y nos echamos a reír.
- No es mala idea - respondió Taylor.
- Pues decidido, estad preparadas mañana a las cinco de la tarde - Niall me miró y me guiñó un ojo. Y yo, cómo no, sonreí como una imbécil. Si es que era tonta.
Cuando terminamos de cenar, subimos hasta nuestro piso en el gran ascensor y ellos insistieron en ir hasta el fondo del pasillo, donde estaba nuestra habitación, para despedirse. Nos dieron un abrazo a cada una, pero el mío con Niall fue más duradero. Y no porque yo lo retuviera, si no que era él quien no me soltaba. "Qué bien huele", pensé. Suena raro, lo sé, pero es la verdad. Olía genial.
- Espero que mañana nos lo pasemos bien - me susurró al oído antes de apartarse de mi y sonreírme.
- Yo también lo espero - dije en bajo.
Entramos en nuestra habitación y nos despedimos conjuntamente con un ruidoso "adiós". Tan ruidoso, que incluso alguien salió de su habitación a cotillear, por lo que nosotras nos escondimos rápidamente tras la puerta, aún viendo qué hacían los chicos. Los pobres seguían allí, abriendo su puerta, y la persona que había salido les gritó: "¡A ver si es agradable que os griten al lado de la habitación, eh!". Se sonrojaron y pidieron disculpas, entrando rápidamente a la habitación.
Cerramos la puerta y nos empezamos a reír de lo ridícula que había sido la situación.
- Pobrecitos - dijo Audrey.
- Bueno, a dormir, que mañana será un día largo.
Nos cambiamos y cada una se acurrucó en su cama. Supongo que todas estarían pensando en el día siguiente. Qué haríamos, qué pasaría. Yo desde luego pensaba en Niall. Podía que pasara algo entre nosotros, o no. Aunque no haya querido reconocerlo todavía, a mi me atraía Harry. Pero se veía que él estaba muy interesado por Taylor. En todo caso, intenté centrarme en el chico rubio de ojos azules antes de quedarme dormida.
Cuando llegamos a la planta baja, Niall nos pidió que esperáramos un momento. Iba a pedir un sitio tranquilo para ocho personas, para poder cenar. Ya que los recepcionistas sabían quiénes eran, pidieron desalojar mitad del restaurante para poner una mesa sólo para nosotros. Lo que conseguían estos chicos sólo sonriendo un poco.
Minutos después, ya estábamos en nuestra enorme mesa para ocho, una mesa redonda pero muy amplia. Nos alternamos de manera que hubiera chico, chica, chico, chica, y así sucesivamente. Yo procuré que me tocara al lado de Niall, ¡y lo conseguí! Había que admitir, dejando a un lado la humildad, que cuando quería yo era toda un hacha.
Cada uno pidió su plato favorito, pero los chicos en que cada uno pagaría su comida y la da una de las chicas. Harry se ofreció con la de Taylor, Zayn con la de Audrey, Liam con la de Kelly, Louis con la de Chloe, y Niall... con la mía. Aunque lo diga de último, en realidad fue el primero en hablar. Era tan mono...
Louis se pasó la cena haciendo idioteces y todos intentaban lo reírse demasiado. Menos Niall, que siempre estaba riéndose de las cosas más tontas, y de vez en cuando me lo pegaba y yo tampoco podía dejar de reír. Siendo sinceros, yo soy de risa fácil.
- Deberíamos vernos más veces - dijo Liam.
- Pues... - comencé yo - ¿qué os parece si quedamos el miércoles? (Estábamos a domingo.)
- Eso es mucho tiempo. - respondió Niall.- Yo diría que mañana mismo está bien.
Los chicos se miraron entre sí y todos afirmaron con la cabeza.
- Sí, yo creo que es lo mejor. Os viene bien, ¿verdad? - dijo Louis.
- Por supuesto - afirmó Taylor.
Todos estuvimos de acuerdo al final de vernos al día siguiente, pero sabíamos qué íbamos a hacer o a dónde íbamos a ir.
- Nos resulta un poco difícil salir del hotel hasta el día del concierto, ya sabéis... - añadió Zayn.
- Es verdad... - admití.- ¿Y si nos quedamos aquí? Este hotel tiene un montón de cosas que hacer. ¡Si hasta tiene un mini-cine!
- O podemos probar la piscina en condiciones, no como la anterior vez - bromeó Harry, y nos echamos a reír.
- No es mala idea - respondió Taylor.
- Pues decidido, estad preparadas mañana a las cinco de la tarde - Niall me miró y me guiñó un ojo. Y yo, cómo no, sonreí como una imbécil. Si es que era tonta.
Cuando terminamos de cenar, subimos hasta nuestro piso en el gran ascensor y ellos insistieron en ir hasta el fondo del pasillo, donde estaba nuestra habitación, para despedirse. Nos dieron un abrazo a cada una, pero el mío con Niall fue más duradero. Y no porque yo lo retuviera, si no que era él quien no me soltaba. "Qué bien huele", pensé. Suena raro, lo sé, pero es la verdad. Olía genial.
- Espero que mañana nos lo pasemos bien - me susurró al oído antes de apartarse de mi y sonreírme.
- Yo también lo espero - dije en bajo.
Entramos en nuestra habitación y nos despedimos conjuntamente con un ruidoso "adiós". Tan ruidoso, que incluso alguien salió de su habitación a cotillear, por lo que nosotras nos escondimos rápidamente tras la puerta, aún viendo qué hacían los chicos. Los pobres seguían allí, abriendo su puerta, y la persona que había salido les gritó: "¡A ver si es agradable que os griten al lado de la habitación, eh!". Se sonrojaron y pidieron disculpas, entrando rápidamente a la habitación.
Cerramos la puerta y nos empezamos a reír de lo ridícula que había sido la situación.
- Pobrecitos - dijo Audrey.
- Bueno, a dormir, que mañana será un día largo.
Nos cambiamos y cada una se acurrucó en su cama. Supongo que todas estarían pensando en el día siguiente. Qué haríamos, qué pasaría. Yo desde luego pensaba en Niall. Podía que pasara algo entre nosotros, o no. Aunque no haya querido reconocerlo todavía, a mi me atraía Harry. Pero se veía que él estaba muy interesado por Taylor. En todo caso, intenté centrarme en el chico rubio de ojos azules antes de quedarme dormida.
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