sábado, 24 de diciembre de 2011

Capítulo 26.

A la mañana siguiente, me desperté con el sonido de mi móvil. Debían ser aproximadamente las once de la mañana. Niall seguía dormido a mi lado. Pero en cuanto vi quién era, le desperté.
- ¡Niall! ¡Niall, despierta! - le zarandee el hombro y abrió los ojos despacio.
- ¿Qué, qué pasa? - dijo refregándose los ojos.
- ¡Es mi madre!
- ¿Qué? - se sentó rápidamente y me abrazó cuando yo ya tenía el móvil en la mano.
Me armé de valor y al fin respondí.

- ¿Diga? - dije con la voz entrecortada.
- ¡Cathy! Hola mi amor.
- Hola, mamá. Pensé que llamarías más tarde. ¿Cómo estáis?
- Nosotros perfectamente cielo. Tu padre ha salido, pero quería hablar contigo yo sola. - una pequeña risita se oyó a través del teléfono.- ¿Y tú qué tal?
- Bueno, tengo algo muy importante que contarte.
- ¿Ah, sí? ¡Oh, pues cuéntame, cariño!
Niall me abrazó fuertemente y me besó la parte alta de la cabeza.
- Pues... verás. ¿Te acuerdas de One Direction, el grupo que me gustaba?
- ¡Sí! Claro que me acuerdo. Eran esos cinco chicos tan guapos, ¿no?
- Sí - se me escapó una pequeña risa.- Pues, los hemos conocido.
- ¡Anda! ¡Qué bien!
- Sí. Resulta que estaban en el mismo hotel que nosotras, hasta en el mismo piso.
- ¡Qué suerte! ¿Y cómo ha sido?
- Nos los encontramos en la piscina. Bueno, ya te lo contaré. El caso, es que nos hicimos amigos todos, y...
- ¿Y...? - su voz sonaba emocionada. A ella también le gustaba mucho escucharles.
- Y... nos encariñamos mucho y, bueno... estoy... saliendo con uno de ellos.
En ese momento, Niall sonrió y me acarició el brazo para tranquilizarme.
- ¡Ay, mi amor! ¿Qué dices? ¿En serio? Estas cosas se me cuentan antes. ¿Y con cuál de ellos? Es curiosidad de madre, ya sabes.
Mi madre era muy impulsiva, dulce e inocente.
- Con Niall. Niall Horan.
- ¡Ahhh! El rubito. El que te gustaba. ¿Es ese?
- Sí, mamá - dije con un tono de cansancio.
- Oy, con lo mono que era. Hacéis buena pareja.
- Gracias, mami. Pero aún no te he contado lo más importante.
- Oh, ¿cómo que no? ¿Qué has hecho, Catherine? - oh, oh. Mi madre me había llamado por mi nombre completo. Empezaba  complicarse.
- Supongo que ya te lo imaginas...
- No no, nada de imaginar. Quiero oírlo de tu boca.
- Vale. Lo suelto de un tirón. Me he acostado con él.
Me arrepentía de haberlo dicho así y no a lo "he mantenido relaciones sexuales". Esa era una expresión que mi madre usaba mucho que intentar explicarme "cosas de la adolescencia", según ella.
- Ay, Cath... Ya sabes que antes de hacer eso tienes que consultarme.
- Sí, sí, lo sé. Pero es que aún hay más.
- ¡¿Aún más?! Catherine, ¿quieres que me de un ataque? ¿Qué puede ser más que eso? ... ¡AY DIOS MÍO!
- ¿Qué? - me quedé confusa por unos instantes.
- ¡¡¿Estás embarazada?!! ¡¡Dime que no, Cathy, por dios!!
- Puuuueees...
- Ay, por favor... A tu madre le va a dar un soponcio.
Mi madre era muy rara a veces. Hasta me daba miedo. Pero no miedo como las películas de terror, no. Un miedo patético.
- ¡Lo siento, mamá, de verdad!
- Pero mi amor, ¿no tomasteis precauciones? Si ha sido un accidente, te juro que no me enfado.
- Se nos... olvidó... - Niall se acercó aún más a mí, si era posible. Le miré, y su cara tenía una expresión entre pánico y pena.
- ¡¡¿Cómo que se os olvidó?!! ¿Te crees que eso es un juego, Catherine?
- ¡No, mamá! ¡De verdad que no! ¡Lo siento mucho!
- Vas a tener que volver a Manchester.
- ¡Pero mamá, espera!
- ¿Qué? - dijo con tono seco y frío.
- Yo quiero abortar.
- ¡Oh, claro que vas a abortar! ¡Y hoy mismo!
- Pero necesito permiso paterno...
- ¡Y lo vas a tener! En cinco horas me tienes allí.
- ¡MAMÁ!
- Ni mamá ni nada, ¿vale? ¡¡Es muy grave!! Despídete de tu noviecito y de ver a tus amigas en mucho tiempo.
- ¡Mamá, por favor! ¡Escúchame! - comencé a llorar. No pude evitarlo.
- ¡Ya he oído bastante, Cath! Me voy para allá. Y da gracias de que no le voy a decir nada a tu padre de momento!
- Pero mamá, no quiero volver a Manchester. ¡Quiero quedarme aquí!
- Yo también quería muchas cosas en mi vida, y mira. Me ha salido una hija como tú, mala suerte.
Se había pasado. Abrí la boca mientras las lágrimas seguían resbalando por mis mejillas. Niall me las secó con un beso y me abrazó más fuerte. Él también lloraba.
- Mamá... por favor. Deja que me quede. Ven y me das permiso para abortar. Te juro que estoy muy arrepentida. Por favor... Por favor, mamá...
- No, Cath. No puedo. Tienes que volver a Manchester.
- No... no... ¡¡No puedo irme de aquí!!
- Cathy, mira. Lo siento, sé que me he pasado con lo que te he dicho antes, me he dado cuenta nada más decirlo. Pero tienes que venir. No puedo fiarme de que no te vuelva a pasar lo mismo.
- ¡¿Me vas a alejar de Niall?! No puedes mamá, ¡no puedes!
- ¡¡Sí que puedo!! Al menos por un tiempo.
- Mamá, no me hagas esto...
- ¡No me lo hagas tú a mí! Cathy, en cinco horas estoy allí, y no hay más que hablar.
Suspiré y me resigné. No había más que decir.
- Está bien...
- Adiós, Cathy.
- Adiós.

En cuanto colgué, tuve que llorar. Tuve que estallar, no podía reprimirme más. Me dejé caer en los brazos de Niall. Él también lloraba y sollozaba, acariciando mi espalda con su abrazo.

~~Narrador: Niall~~

- No me puedo creer que haya pasado ésto... - dije mirando al techo.- Y es todo culpa mía.
- No, mi amor. - me secó las lágrimas con sus finos dedos y me sonrió.- No ha sido tu culpa. No digas eso.
- Es la verdad, Cath. De no ser por mí, seguirías con tus amigas, feliz pasando unas vacaciones normales en Londres. Pero tuviste que toparte conmigo, y por eso te pasó ésto.
- Escúchame, Nialler - me miró seria a los ojos.- Eres lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. No podría desear tener a alguien mejor que tú.
- Eso no es cierto.
- ¡Sí lo es! Te amo, Niall. Te amo, y nunca dejaré de hacerlo, por muy lejos que esté de ti.
- Siempre podrás encontrar alguien mejor que yo.
- Nunca. Jamás. Si te pierdo no sé qué voy a hacer...
Me acerqué a ella y la besé con ternura, creía que sería una de las últimas veces.
- ¿Ahora ya crees que deberíamos aprovechar el tiempo? - me preguntó.
- Sí. Pero no como tú piensas, Cath. Nos quedan ya menos de cinco horas para estar juntos, eso es cierto, pero precisamente por eso deberíamos aprovecharlas para otras cosas.
- ¿Como por ejemplo?
- Por ejemplo, yo quiero poder verte, a ti, a tu sonrisa, tus ojos... Todo, antes de que te vayas.
Ella sonrió y me besó la mejilla. ¿Cómo no iba a estar así? Quería derramar lágrimas, pero también mantenerme fuerte delante de ella. Pero era demasiado difícil. Pensar que en pocas horas la perdería por mucho tiempo era duro. Muy duro. Sin que ella se lo esperara, le giré la cara y me quedé mirando a sus ojos durante unos segundos. Sonreímos a la vez y la besé de nuevo, pasando mi mano por su costado hasta llegar a su cintura. Noté su mano en mi espalda, y eso me hizo estremecerme. Iba a echar eso demasiado de menos.
- Te quiero. - le dije.
-  Y yo a ti.
Después de esto, Cathy se levantó y me tendió una mano.
- Tenemos que decírselo a los demás.
- Está bien.
Le cogí de la mano y me levanté de allí. Nos vestimos rápidamente y salimos, habiendo dejado la otra ropa en la habitación. Ya la recogería yo después.
Llegamos a las habitaciones y los reunimos a todos en una.
- Chicos, ya he hablado con mi madre - anunció ella.
- ¿Y? ¿Te quedas? - dijo Audrey esperanzada.
- No. Me obliga a irme a Manchester otra vez.
- ¡No! ¡No puedes irte! - exclamó Taylor con una expresión triste.
- Eso mismo le dije yo... Pero en pocas horas estará aquí para llevarme a Manchester.
- Joder, Cath. No no no, este verano iba a ser para nosotras... - Audrey estaba verdaderamente decepcionada. Pero no tanto como yo.
- Y tú Niall... ¿qué opinas de todo esto? - me preguntó Harry.
- ¿Que qué opino? Hm... - solté una risilla irónica.- Opino que a partir de ahora ya no seré el mismo Niall de siempre... No puedo estar sin ella.
Harry se levantó decidido de su sitio y vino a darme un abrazo.
- Tío, quiero que estés bien. ¡Eh! ¿Y si entre todos ayudamos a que Cathy se quede cuando vengan a por ella? - sugirió Harry girándose hacia los demás.
- Harry...
- Sht. No digas nada, esto es cosa nuestra. Cathy de aquí no se va. Es mi hermanita pequeña.
Cathy le sonrió y Harry revolvió su pelo con cariño.
Cuando quería, Styles era un tipo genial. En realidad, siempre lo era, pero unas veces más que otras. Ojalá diera resultado, porque necesitaba a mi princesa conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario