Lo cogí sin dudar un sólo segundo y sólo pude gritar.
- ¡Cathy! - sonreí como un completo idiota.
- ¡Hola, mi amor! Ya he llegado.
- ¿Has llegado bien?
- Sí. Ahora me llevará mi madre al hospital...
- Espero que todo salga bien.
- Lo mismo te digo.
- No sabes cuánto desearía estar ahora contigo...
- Te echo mucho de menos.
- Yo también, princesa. Quiero abrazarte, no tienes ni idea de cómo me siento.
- Niall, te prometo que pronto estaremos juntos.
- Ojalá.
Su voz sonaba quebrada, no estaba bien.
- Ya verás como sí.
Por un momento, una locura pasó por mi cabeza. Era algo impensable, pero quizás podría hacerse realidad.
- Cath... y si... ¿fuese a por ti?
- ¿Qué? - una pequeña risa salió de su boca. Me hacía tan feliz escuchar ese sonido...
- Sí. Puedo ir a buscarte.
- ¿Pero y mis padres?
- No importan. Ven conmigo. Por favor...
- Niall, sabes que quiero ir, pero no puedo.
- Pues pienso ir a por ti. Puedo pedirle a Simon que me consiga un billete de avión para dentro de una hora.
El tío Simon, como nosotros le llamábamos, (Simon Cowell) siempre estaba dispuesto a ayudarnos a todo y tenía mucha influencia. No sería un problema si le llamaba y se lo pedía.
- ¿A Simon Cowell? ¿Al tío Simon? ¿De verdad puede hacer eso?
- ¡Claro que puede! Y más si se lo pido yo.
Ella rió durante unos segundos. Era un sonido angelical.
- Pero... no, Niall, no puedo irme así como así.
- Iré a por ti. Espérame.
- ¡Pero Niall!
Le colgué y busqué rápidamente en teléfono de Simon. Tardó unos cuantos tonos en cogerme, pero finalmente le oí.
- ¡Hey, Niall! ¿Qué pasa?
- ¡Hola, Simon! Necesito que me hagas un favor.
- Dime.
- ¿Podrías conseguirme un billete de avión para hoy?
- ¿Para hoy? Bueno... supongo que sí.
- Pero si puede ser, para dentro de una hora o menos.
- ¿Sigues en Londres?
- Claro.
- Ve al aeropuerto y reúnete conmigo en la puerta de entrada. Algo podré hacer.
- ¡Gracias, Simon!
- No me las tienes que dar. En quince minutos.
- Hasta luego.
- Adiós.
Bajé de la litera con rapidez y cogí dinero, mi móvil, la llave de la habitación y una chaqueta. Bajé las escaleras torpemente y, una vez fuera del edificio, pedí un taxi por teléfono. En cinco minutos, estuvo allí. Me monté y no tardamos más de diez minutos en llegar. Le pagué la pequeña cantidad de dinero que suponía aquello para mí y, en cuanto salí, vi allí a Simon.
- ¡Simon!
Le estreché la mano como solíamos hacerlo y me revolvió un poco el pelo. Era una costumbre.
- ¡Qué pasa, campeón! Oye, antes de nada, una preguntita: ¿para qué necesitas un billete de avión?
- Una chica...
- Oh, entiendo, no me expliques más. ¿A dónde tiene que ser?
- Manchester.
- Veré lo que puedo hacer. Tú quédate aquí.
- Muchas gracias, Simon. De verdad.
- Ahora nos vemos.
Llevaba sus elegantes gafas de sol, las cuales guardó en un bolsillo de su camisa. Estaba impaciente por saber el resultado de todo aquello. Llevó aproximadamente media hora. Ya no podía esperar más, necesitaba saber si Simon había podido armarlo todo para ir a buscar a Cathy. Cuando salió, me dio el billete.
- Nialler, vete a por ella.
- ¡Dios mío, Simon, gracias!
- ¡Corre! ¡Sale en cinco minutos!
No podía perder más tiempo. Corrí todo lo que pude hasta la terminal y llegué para el embarque. Todo el mundo sabía quién era y me dejaban pasar sin rechistar.
Una vez dentro del avión, tuve unos problemillas con un grupito de fans, pero nada que no se solucionara con un par de autógrafos y fotos. Las adoraba.
El viaje duró una hora escasa. Intenté relajarme mirando a través de la ventana las blancas nubes, que formaban formas extrañas e indescriptibles en el cielo.
El aterrizaje fue lento y suave. Estaba deseando salir de allí, pero no abrían las puertas. No podía esperar más para salir a Manchester y buscar a mi princesa.
Entonces, encendí el móvil y lo vi: 3 llamadas perdidas de Harry. No le iba a llamar. ¿Y si me llamaba Cathy? Que esperara. No le haría mal.
Bajé de la litera con rapidez y cogí dinero, mi móvil, la llave de la habitación y una chaqueta. Bajé las escaleras torpemente y, una vez fuera del edificio, pedí un taxi por teléfono. En cinco minutos, estuvo allí. Me monté y no tardamos más de diez minutos en llegar. Le pagué la pequeña cantidad de dinero que suponía aquello para mí y, en cuanto salí, vi allí a Simon.
- ¡Simon!
Le estreché la mano como solíamos hacerlo y me revolvió un poco el pelo. Era una costumbre.
- ¡Qué pasa, campeón! Oye, antes de nada, una preguntita: ¿para qué necesitas un billete de avión?
- Una chica...
- Oh, entiendo, no me expliques más. ¿A dónde tiene que ser?
- Manchester.
- Veré lo que puedo hacer. Tú quédate aquí.
- Muchas gracias, Simon. De verdad.
- Ahora nos vemos.
Llevaba sus elegantes gafas de sol, las cuales guardó en un bolsillo de su camisa. Estaba impaciente por saber el resultado de todo aquello. Llevó aproximadamente media hora. Ya no podía esperar más, necesitaba saber si Simon había podido armarlo todo para ir a buscar a Cathy. Cuando salió, me dio el billete.
- Nialler, vete a por ella.
- ¡Dios mío, Simon, gracias!
- ¡Corre! ¡Sale en cinco minutos!
No podía perder más tiempo. Corrí todo lo que pude hasta la terminal y llegué para el embarque. Todo el mundo sabía quién era y me dejaban pasar sin rechistar.
Una vez dentro del avión, tuve unos problemillas con un grupito de fans, pero nada que no se solucionara con un par de autógrafos y fotos. Las adoraba.
El viaje duró una hora escasa. Intenté relajarme mirando a través de la ventana las blancas nubes, que formaban formas extrañas e indescriptibles en el cielo.
El aterrizaje fue lento y suave. Estaba deseando salir de allí, pero no abrían las puertas. No podía esperar más para salir a Manchester y buscar a mi princesa.
Entonces, encendí el móvil y lo vi: 3 llamadas perdidas de Harry. No le iba a llamar. ¿Y si me llamaba Cathy? Que esperara. No le haría mal.
Me encanta, estoy super enganchada a tu novela. Es increible :))
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